Si queremos intervenir en un conflicto con el objetivo de
eliminarlo o al menos minimizarlo, previamente a cualquier intervención debemos
conocer y analizar todos los elementos que están influyendo en él. Para ellos
habrá que recoger toda la información posible y de todas las fuentes
disponibles, para después desmenuzarla siguiendo un orden.
Para analizar el conflicto, se sigue un esquema que se
utiliza como base para ordenar los datos que vayamos obteniendo y que de
acuerdo con Lederach (2000), diferencia tres elementos: los relativos a los
personajes, el proceso y el problema en sí.
a) Datos
relativos a las personas implicadas:
- Protagonistas: ¿Quiénes están implicados en el
conflicto?
- Poder: Capacidad de influencia de los
protagonistas. No siempre la relación es de igualdad.
- Percepción del problema: ¿Qué importancia le da
cada uno de los protagonistas al conflicto?
- Emociones y sentimientos: Se trata de conocer
cómo se sienten las partes, qué emociones experimentan ante el conflicto
(esperanza, rabia, temor, ira, angustia). Lograr que cada parte exprese estos
sentimientos al que tiene enfrente será una táctica para conseguir que se
comprendan mejor.
- Peticiones iniciales: ¿Qué quiere cada parte?
Consistiría en poner sobre la mesa las metas
u objetivos de cada uno de los actores.
- Valores y principios: Se fundamenta en la
concepción de la vida en el más amplio sentido. Sería la posición filosófica
sobre la que descansan nuestra ideología y os elementos de nuestra propia
cultura.
- Intereses (beneficios) y necesidades: Más
efectivo que trabajar sobre las peticiones iniciales es descubrir que intereses
y necesidades subyacen a éstas. Para hallarlas podemos preguntarnos el por qué
y el para qué.
b) Datos
relativos a la dinámica del proceso:
- Historia del conflicto: Se trata de conocer
ahondar en donde hunde sus raíces el conflicto y cómo ha ido evolucionando, que
acontecimiento pueden apuntarse como hitos, cual fue el acontecimiento que dio
comienzo de forma abierta al conflicto.
- Grado de polarización: La polarización entre
posiciones, el grado que en que las partes se creen en posesión de la verdad
será un índice de la dificultad que va a entrañar la solución.
- Tipo de comunicación: Las barreras de la
comunicación son una de las más importantes causas de la aparición y
mantenimiento de los conflictos.
- Relaciones: El tipo de relación entre las partes
puede ser muy variado, siendo unas más propicias que otras para el desarrollo
del proceso de paz. Lo primero que tendremos que observar es si existe alguna
relación o si, por el contrario, ésta brilla por su ausencia. En el caso de
existir, habrá que determinar en qué cantidad y cómo son.
- Estilos de afrontamiento: No todo el mundo
encara el enfrentamiento con la misma actitud. Podemos inclinarnos por estilos
agresivos, asertivos o pasivos, como son la competición, la evitación, la
acomodación, el compromiso o la colaboración.
- La situación: Se trata de centrarlo en “¿Qué
está ocurriendo en la actualidad?” Este estudio debe basarse en los hechos y
ser lo más objetivo y completo posible.
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